31 octubre 2015

El surrealismo de Joan Miró (1893-1983)









A tu salud


Solidaridad canina



Hombre de Vitruvio



Juncal y Paraná, Buenos Aires, 1943


Viciosa


Víctor Hugo o la caída del "relato" en público


Por Humberto Acciarressi

El mazazo electoral que sufrió el kirchnerismo el pasado domingo, la histórica derrota de Aníbal Fernández a manos de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aies, la caída en los principales bastiones sufragistas del país e incluso en el inexpugnable NOA, el punto final para los barones del conurbano bonaerense antes peronistas y durante estos años kirchneristas, golpeó de diferentes maneras en los dirigentes, la militancia y los propagandistas del "modelo". Muchos, claro, se tomaron sus horitas antes de salir a dar la cara, entre ellos la presidente, que aún no lo hizo. Quiero decir: casi todos invirtieron su tiempo para comenzar a digerir el mal trago y cuando salieron de su estupor se dedicaron a matarse entre ellos. El funcionario y militante de Carta Abierta, Ricardo Forster, que había llamado a votar por Scioli, atribuyó la derrota kirchnerista (nadie en su sano juicio leé otra cosa antes del balotaje) a que el candidato fue al programa de Tinelli. Demasiado poco para quien dirige la insólita Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional.

También Hebe de Bonafini, la Luis D´Elía de los Derechos Humanos que dejó de defender hace rato, la misma que llegó a decir que "Scioli hizo mierda la provincia, pero hay que votarlo", coincidió con Aníbal Fernández que la derrota provincial se debió "a los traidores de adentro". Estos son apenas ejemplos, pero el que notoriamente no tuvo tiempo para masticar la derrota fue el relator kirchnerista Víctor Hugo Morales, quien recibió la sorpresa en el aire durante su intervención en la cadena chavista Telesur con la frase "el mundo al revés". Y la noticia se la dio nada menos que Hernán Brienza, el escriba preferido de la presidente Cristina Fernández, quien ha recomendado sus libros en su cuenta twitter, para escándalo de los también cristinistas de Carta Abierta, entre ellos el sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González.

Pero volviendo al relator uruguayo, con cara de "trágame tierra" y silencios reveladores, cuando se enteró de las primeras cifras oficiales se limitó a mencionar "un estrepitoso cambio" y que "la palabra cambiemos se hace más real que nunca". Por supuesto, no bien se fue acomodando -cosa que no logró totalmente en ningún momento-, volvió a ejercitar su papel de "propagandista" y señaló que "hay muchos sectores que están festejando: el establishment economico internacional, los fondos buitre" y etc, etc. Pero uno de los momentos que jamás hubiera esperado llegó cuando Brienza le aclaró que los datos no decian que a Fernández le iba mal, sino que Vidal era la nueva gobernadora. Morales tragó saliva, pensó en su audiencia chavista y se limitó a balbucear que "por lo menos los medios van a estar cuatro años sin mentir", fingiendo escaso interés. Su "coequiper" -así lo llamó él- lo corrigió: "o van a seguir mintiendo, pero en un sentido positivo". Lamentables y patéticos ambos.

Pero más allá de esta anécdota del Mefisto (me refiero a la película de Istvan Szabó) del relato kirchnerista, es notorio que realmente terminan un ciclo insistiendo en que tenían razón. E incluso -como en su momento lo hizo Fito Páez con el electorado porteño- faltándole el respeto a los ciudadanos que les dieron la espalda. Eso es claro cuando Brienza sostiene que "las clases medias y trabajadoras votaron algo que los va a perjudicar". Agregamos que Morales sostiene que Macri ya ganó el balotaje y con éste la presidencia. Eso era, al menos, en ese momento de la noche del domingo. Ahora, después de la determinación de UNA y el massismo (o lo que se lee detrás de ella), debe ser peor. Concluyo con dos reflexiones. La primera, de Víctor Hugo Morales, quien sostuvo que "en un cuento de un buen escritor, un Bradbury criollo, no hubiera sido posible imaginar que el oficialismo perdiese por cinco puntos frente a María Eugenia Vidal". La segunda, mía, es que ningún escritor y ni siquiera los peores lectores, pueden tragarse un relato tan berreta como el que Morales y los suyos viene propalando desde hace varios años. Y, para finalizar, es lastimoso que el ahora desesperanzado Víctor Hugo diga que esperará en su casa que "todo se derrumbe de nuevo".

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)

#Elecciones Presidenciales 2015

Una copa de buen vino


Cabildo y Juramento en 1910



Se viene el Primer Festival de Blues Rural de Argentina


Por Humberto Acciarressi

Este sábado, en el escenario del club de arte Vuela el Pez (Córdoba 4379) a partir de las 20.30, Me and the Devil Blues Fest convoca al Primer Festival de Blues Rural de Argentina, en el que se presentarán casi todos los representantes vernáculos de este género que tuvo su origen en las plantaciones de la región del Delta del Mississippi (no del río, que se encuentra en Lousiana), en Estados Unidos, y que al ser recreado por los esclavos con sus guitarras y sus tablas de lavar, era asociado con lo diabólico y lo pecaminoso dado que -se argumentaba- incitaba a la gente a no comportarse "debidamente". Uno de sus pioneros fue Robert Leroy Johnson, muerto muy joven en 1938, a quien se lo conocía como el Rey del Delta blues, y que en la actualidad es considerado como El abuelo del rock e integra el listado de los cien mejores guitarristas de la historia. Fue, además, autor del tema "Me and the devil blues", reversionado con los años por artistas como The Doors, Eric Clapton, Peter Green, entre otros.

En lo referido al encuentro en Vuela el Pez, no sólo se podrá escuchar a los músicos, sino que además habrá una discoteca formada con material de los artistas y una exposición de luthería tradicional de Pablo Fiorucci, Guillermo Fernández, RJ Gauna y otras creaciones vinculadas al blues. En lo que hace a los intérpretes del sábado, uno de los principales será Juan Milones, pionero del género en la Argentina con su voz profunda. Fue trompetista y solista de la Guardia Vieja Jazz Band, y luego siguió su carrera solista acompañado de su guitarra, al estilo de los viejos bluseros del sur de los Estados Unidos. Otra de las artistas que subirán al escenario será la cantante, compositora y guitarrista Tana Spinelli, que recrea el antiguo blues del Mississippi profundizando en sus raíces africanas.

El cuarteto acústico Blues and Trouble; el violero electroacústico y estudioso del tema Andrés Magallanes; Goyo Echegoyen con su Goyo Delta Blues; el mutifacético y multinstrumentista (guitarra slide, armónica, banjo, washboard, mini hit-hat, etc) RJ Gauna; el arquitecto, diseñador y músico rosarino Mario Elena; el dúo también de Rosario Semilla Negra, son algunos de los otros músicos que estarán tocando en el escenario del club de arte de Palermo. El blues rural es uno de los géneros más fascinantes que existen, y en la Argentina, pese a la distancia, siempre ha tenido cultores entre los músicos y el público. Por eso, este primer festival es realmente una gran oportunidad de tener a varios de los más altos exponentes todos juntos, llevándonos desde un punto de Buenos Aires a los comienzos del siglo XX y al lejano Delta del Missisippi, en un viaje en el tiempo y en el espacio.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)

28 octubre 2015

Jackie Coogan, de "El Pibe" de Chaplin al Tío Lucas

Por Humberto Acciarressi

En 1972, el ya anciano Charles Chaplin regresó a Estados Unidos, de donde había escapado por las persecuciones del macartismo contra quienes simpatizaban con el comunismo, para radicarse en la pacífica Suiza de los relojes y los quesos. Desde la década del 50, nunca más había pisado suelo norteamericano hasta ese día, cuando el avión en el que viajaba aterrizó en el aeropuerto de Los Angeles, para recibir, cinco años antes de su muerte en su hogar adoptivo- un Oscar honorífico a su carrera. Había mucha gente esperándolo en tierra, entre ellos un hombre ya mayor, a quien Chaplin reconoció pese a los años sin verlo. Se acercó a él, lo abrazó conmovido, y le dijo a la mujer que acompañaba al abrazado por el legendario Charlot: "Nunca olvides que tu marido es un genio". Los tres terminaron con lágrimas en los ojos.

El 26 de octubre de 1914, cuando el inglés Charles Spencer Chaplin ya tenía 25 años, nació en Los Angeles, no lejos del lugar en donde ahora estaba el aeropuerto del reencuentro, John Leslie Coogan Jr, a quien la historia del cine iba a inmortalizar con el nombre de Jackie Coogan. Era hijo de dos actores de vaudeville y a los tres años debutó en el cine mudo en una película titulada "Skinner´s Baby" sin aparecer en los créditos. Un buen día, Chaplin -quien ya era famoso por varias de sus interpretaciones como el vagabundo más cèlebre de la historia- se sentó en un bar de mala muerte y vió al pequeño Jackie bailando shimmy y quedó impresionado. Habló con sus padres y lo incluyó como extra en la película de 1919, "Un día de placer". Tenía cinco años y ya ingresaba en la historia.

Apenas dos años más tarde, Jackie Coogan, de la mano de Chaplin y en la película "El pibe" ("The Kid"), se hizo famoso en el mundo entero con su magistral interpretación, en el marco del inicio del genio del cine en la hasta ahora no igualada conjunción de burlesque y tragedia. En los dos años posteriores, este nene que el planeta miraba con simpatía y cariño hizo "Oliver Twist", dirigida por el legendario Frank Lloyd, naturalmente basada en la novela de Charles Dickens; y también fue protagonista de "Daddy" en 1923. Todavía no tenía 10 años y ya era el chico más célebre del naciente universo del espectáculo, el mejor pago y el primero en tener merchandising con su imagen real y la de sus personajes. El número de películas en las que trabajó, sea en la era del cine mudo como en la posterior, es incalculable. Pero con el correr del tiempo, al crecer, entró en decadencia. Apenas tenía 21 años cuando se enteró que tenía para cobrar varios millones de dólares.

Pero para Jackie ya habían comenzado los problemas. Su padre había muerto y su madre, relacionada con un asesor financiero, se negó a entregarle el dinero. Le tuvo que hacer juicio y, varios años más tarde, apenas cobró unos cien mil dólares. El siguió filmando y haciendo trabajos en el teatro y la televisión que no alcanzaban para devolverle la fama y mucho menos la plata. Se casó cuatro veces: las dos primeras esposas le duraron dos años cada una, la tercera se estiró a cinco, y recién con la última llegó a su muerte con 32 años de matrimonio. Sólo una cosa lo volvió a poner en el tapete de la historia de la pantalla. Fue cuando interpretó el genial, inolvidable e incomparable a pesar de las remakes Tío Lucas en la serie televisiva "Los Locos Addams". Coogan murió en 1984 en California y, a pesar de sus innumerables actuaciones, aquella primeriza con Chaplin y la del calvo que encendía bombitas eléctricas con la boca son las que lo hacen inmortal.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)











27 octubre 2015

La foto más perfecta de la Vía Láctea


Científicos alemanes compilaron la mayor imagen astronómica que se conozca hasta la fecha. La foto de la Vía Láctea contiene 46.000 millones de píxeles, que incluye datos recogidos en observaciones astronómicas por un período de cinco años. En ese lustro, astrónomos de la universidad alemana RUB monitorearon la galaxia en busca de objetos con brillo variable. Estos elementos pueden ser, por ejemplo, estrellas ante las que un planeta está pasando o múltiples sistemas donde las estrellas orbitan entre sí y a veces se oscurecen entre ellas.

Napoleón III y el origen imperial del ballotage


Por Humberto Acciarressi

Este asunto comenzó cuando el sobrino de Napoleón, Carlos Luis Napoleón Bonaparte, llegó a la presidencia de la Segunda República Francesa, en uno de los momentos más trágicos que recuerda la historia de aquel país. Fue un personaje que merece una película, por razones que exceden esta columna. Pero anotemos al pasar que con sangre real e imperial en las venas, fue golpista en el Reino Unido, estuvo preso, se escapó de la cárcel inglesa disfrazado de carpintero, y durante su cautiverio escribió decenas de páginas impregnadas de los postulados de la escuela romántica y del socialismo utópico. Cuando la Revolución de febrero de 1848 le puso fin al monarca Luis Felipe II, Carlos Luis retornó a Francia, donde se presentó a las elecciones presidenciales -las primeras con sufragio universal para los hombres-, que ganó con el 75% de los votos.

Hay muchos libros y teorías para entender aquel período, pero lo cierto es que el gran apoyo de los campesinos y su lema "Basta de ricos, basta de impuestos, abajo la República y larga vida al Emperador" le sirvieron de mucho. Unos pocos años más tarde, presentándose como un defensor de la democracia a la vista de toda Europa, se enfrentó a la Asamblea (que estaba en contra de la elección universal), convocó a un plebiscito que le resultó favorable e hizo todo para que en enero de 1852 se firmara una nueva Constitución que incrementó las atribuciones del Poder Ejecutivo y le quitó casi todas al Legislativo, que también fragmentó. Para redondear este asunto, a fines del 52 -por medio de otra consulta popular- Francia creó el Segundo Imperio, que naturalmente proclamó emperador a Carlos Luis con el rimbombante título de Napoleón III.

Este inquietante sujeto estableció un nuevo formato para las elecciones de cualquier tipo. Lo llamó ballotage o sistema de doble vuelta electoral. En principio consistía en exigir la mayoría de los votos válidos emitidos para acceder a un cargo público. Si eso no ocurría de tal forma, se realizaba al poco tiempo la elección complementaria, pero sólo limitada a los dos candidatos más votados en la primera vuelta. Más allá de los descalabros cometidos por Napoleón III, el sistema de balotaje (hoy castellanizado en los países de habla hispana) fue retomado por las sucesivas repúblicas francesas y por numerosos países, principalmente europeos y americanos. Para concluir estas breves líneas digamos que durante su imperio, el emperador fomentó el colonialismo, censuró la prensa, utilizó la policía contra sus opositores, se metió en cuanta guerra pudo, se casó con Eugenia de Montijo, luego aflojó un poco las riendas frente a las presiones, fue tomado prisionero en la Batalla de Sedán y depuesto por la Tercera República Francesa. Murió en Inglaterra en 1873 y está enterrado en ese país que había odiado.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)

Ricitos de oro


Jackie Coogan como Oliver Twist, 1922


Los títeres no llegan muy lejos


Música para la soledad


"El que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla"

Robert Browning

Tiempo


"Lo único que nos separa de la muerte es el tiempo"

Ernest Hemingway

Poesía y magia


"La operación poética no es diversa del conjuro, 
el hechizo y otros procedimientos de la magia"

Octavio Paz

25 octubre 2015

Y como siempre, para los lectores de esta página


Beatlemanía


Los Beatles en 1966



Freddie Mercury, 1986, en Wembley


La mujer araña


Un joven Donald Sutherland


Imprenta europea del siglo XV



Biblia Pauperum, Edad Media





Instrumentos dentales, Philadelphia,1881

Death Takes a Holiday, 1934


24 octubre 2015

Marc Chagall y el arte como un estado del alma


Por Humberto Acciarressi

En una oportunidad, Pablo Picasso manifestó que "cuando Chagall pinta, no se sabe si está durmiendo o soñando. Debe tener un ángel en algún lugar de su cabeza". No es novedad que, aunque a veces lo disimulen, los grandes reconocen a sus pares. Este año se cumplen tres décadas de la muerte del pintor nacido en la Rusia de los zares, que en 1917 adhirió y tuvo un cargo en la Revolución de Octubre, que se escapó de la burocracia soviética en 1923 para recalar en Paris, de dónde también huyó cuando los nazis invadieron Francia y comenzaron los traslados de judíos a los campos de concentración, para radicarse finalmente en los Estados Unidos. Pero mientras se producían esas desventuras biográficas, Chagall fue creando un maravilloso universo que no se limitó a las artes plásticas.

Cosmopolita, ecuménico y tolerante, fue uno de los más claros exponentes artísticos que produjo la modernidad. Impar, soñador y solitario, exuberante y religioso, atravesó el siglo y marcó la estética de su tiempo sin abjurar de las raíces de la cultura occidental. A nivel masivo, sus pinturas que abrevaron en el expresionismo ruso y en el cubismo y el surrealismo francés son lo más visible y recordado de su producción, así como por sus melancólicos colores. Pero también fue el hacedor de aguafuertes, aguatintas y puntasecas en blanco y negro realizadas para tres maravillosas series. Estas son el centenar de ilustraciones de "Almas muertas", inspirada en la obra homónima de Nicolas Gogol por encargo de Ambroise Vollard, editor y amigo de los cubistas; el relato dibujado de "Los siete pecados capitales", basadas en textos de Paul Morand, Jean Giradoux, Max Jacob y Joseph Kessel ; y el centenar de grabados de "La Biblia", iniciados en 1931 y concluidos en 1939 con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y recién editada en 1957 por Tériade.

Hay que añadir, además, que Chagall se dedicó también a la poesía, la escenografía, las esculturas, la ilustración de libros y el trabajo de vestuarista (amaba el teatro), por mencionar apenas algunas de las actividades con las que llenaba sus horas. "Si aparte del color no me hubiese ocupado también de los grabados y de la litografía, creo que algo me hubiese faltado", expresó en una oportunidad el artista. Por otro lado, cabe señalar que el hombre que nunca olvidó ni dejó de reflejar en su obra los acontecimientos de su niñez en Bielorrusia, fundamentalmente reversionando la imaginería del folclore ruso en el marco del diàlogo entre la realidad y la fantasía del arte cultivado por Chagall. Este poeta en el sentido más amplio del término, que había nacido el 7 de julio de 1887 aunque nunca fue un hombre del siglo XIX, murió el 28 de marzo de 1985 en Paris. No sin antes decir que "el arte es sobre todo un estado del alma".

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)